Isabel Fernández del Castillo, periodista especializada en
salud, maternidad, infancia y medio ambiente, directora de Terra Mater, dio el
30 de Mayo en el Museo López Villaseñor una magnífica charla centrada en la creatividad
infantil, invitada por la Asociación Waldorf Madreselva.
Ante un auditorio entregado a su capacidad comunicadora, iba
desgranando diversos aspectos clave para crear entornos apropiados al
desarrollo de la inteligencia creativa de niños y niñas. Dotados de un
potencial creativo innato que desarrollan con naturalidad a través del juego y
la imaginación, nuestro papel como padres y madres es fundamental para generar
las condiciones ideales en las que se manifieste de modo espontáneo, ganando de esa manera una autoestima y
una pasión por aprender por sí mismos que marcará positivamente su futuro. En
palabras de la propia Isabel: “En el niño de 3 años reside también el
adolescente de 14 y el adulto de 40 por lo que las capacidades creativas e
imaginativas desplegadas durante la infancia permanecerán en la persona
durante el resto de su vida”.
Isabel apoyó sus palabras en distintos estudios científicos
que han demostrado que la capacidad cerebral, la inteligencia emocional y la motivación
en los niños son más elevadas cuando tienen libertad de juego, cuando no se les
expone prematuramente a la tecnología y cuando el ambiente que les rodea no
está excesivamente estructurado. “La creatividad infantil es biológicamente
innata, sólo debemos preocuparnos de no inhibirla”.
Isabel Fernández del Castillo durante la charla en el Museo. |
“Favorecer el juego con objetos naturales sin forma definida: un pequeño trozo de madera empieza siendo un coche y al rato se ha transformado en un avión. El uso de una simple hoja en blanco para dibujar o colorear con colores primarios abre todo un mundo de expresión emocional”, son algunos de los ejemplos de esta capacidad expresiva infantil. “Juegos que favorezcan el movimiento, la conquista del espacio físico y la exposición a estímulos naturales, a ser posible en grandes espacios abiertos, les descubren leyes básicas de la física”, se indicaron en la charla.
“Compartir la mañana con niños y niñas de edades cercanas o participar en las tareas, compras y vida social de los padres potencia la inteligencia social. Los cuentos de hadas contados con cálida voz y sin imágenes hacen que cada uno cree en su mente ese mundo maravilloso en el que todo es posible y que les conecta con nuestra tradición oral ancestral“, por la Asociación Waldorf Madreselva.
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